Por qué el liderazgo eficaz requiere una mentalidad de crecimiento
Los líderes brillantes no se quedan quietos. La flexibilidad y la voluntad de desarrollar nuestra psicología y nuestro comportamiento es la clave del éxito en un mundo impredecible y cambiante.
Las personas emprendedoras a menudo dan la impresión de haber triunfado desde siempre. Puede parecer que realizaron todo lo que se propusieron, que todo aquello en lo que invirtieron dio frutos, que todos sus inventos funcionaron al primer intento.
Pero no siempre es así.
Milton Hershey fundó nada menos que tres empresas de golosinas antes de convertirse en la cara de la marca número uno de chocolates de Estados Unidos. Colonel Sanders tenía 56 años y 1.000 rechazos de su receta de pollo en su haber cuando fundó KFC. Steven Spielberg no consiguió entrar en la universidad para estudiar cine. James Dyson se gastó los ahorros de toda su vida en 15 años y probó más de 5.100 prototipos antes de dar en la tecla.
Ninguno de ellos gozó de un éxito instantáneo ni asegurado. Pero, si suponemos que tenían talento y atributos positivos de sobra desde el comienzo, ¿qué marcó la diferencia entre los fracasos del comienzo y el éxito que vino después?
Cabe suponer que todos tenían mentalidad de crecimiento.
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Mentalidad de crecimiento vs. mentalidad estática
Quienes tienen una mentalidad de crecimiento creen que sus talentos y atributos son solo el comienzo. En cada etapa de su trayectoria, saben que pueden desarrollar y fortalecer esos talentos, y seguir agregando aún más competencias de liderazgo con cada experiencia. En lugar de preocuparse por mostrarse inteligentes, concentran su energía en mejorar.
En cambio, las personas con mentalidad estática suelen creer que las competencias y los talentos con los que nacieron son fijos, o que, para alcanzar sus metas, la clave es mantener un conjunto inmutable de herramientas y, simplemente, seguir insistiendo.
Pero nadie tiene una mentalidad 100% estática ni 100% de crecimiento. Como señala Carol Dweck en Harvard Business Review1, todo el mundo tiene una mezcla de ambas mentalidades, que cambia y evoluciona.
¿Tienes una mentalidad de crecimiento?
Para determinar cuál es tu tendencia, hazte las siguientes preguntas:
¿Tus talentos son inamovibles, o puedes desarrollarlos y fortalecer tus aptitudes?
Cuando te dispones a comenzar una tarea nueva, ¿sientes pesimismo o confianza en un resultado positivo?
¿Necesitas la validación de los demás o te interesa más ocuparte de tu propio desarrollo?
¿Tus errores demuestran que hay cosas para las que no sirves, o son oportunidades para aprender?
¿Evitas los desafíos o sientes que te estimulan?
¿Te cuidas de los fracasos o los usas para llegar a niveles más altos de éxito?
¿Crees que esmerarte más no tiene sentido porque no se recompensa, o que es esencial para triunfar?
¿Los obstáculos te desalientan o te motivan?
¿Te rindes con facilidad o perseveras cuando una tarea se pone difícil?
¿Cómo te tomas los comentarios? ¿Reaccionas mal o respondes de forma constructiva?
Cuando les va bien a otras personas, ¿eso te resulta amenazante o motivador?
¿Cuáles son las ventajas de liderar con mentalidad de crecimiento?
Según sugiere abundante evidencia, las personas con mentalidad de crecimiento se sienten más potentes y se comprometen más, y reciben más apoyo de su organización a la hora de colaborar e innovar, todo lo cual propicia el éxito. La mentalidad de crecimiento te hace:
Más proclive a alcanzar tus metas: cuanto más te concentras en el esfuerzo que exige de ti lo que tienes por delante, mayores son tus chances de completar las tareas con éxito.
Controlar mejor la situación: la mentalidad de crecimiento te da más confianza y control, porque sabes que puedes desarrollarte y adaptarte para responder a nuevos desafíos.
Más resiliente: creer que lograrás lo que te propongas te permite considerar maneras más creativas de alcanzar ese éxito y hace menos probable que te rindas a mitad de camino.
Más flexible: la confianza en tu propia capacidad de aprender y adaptarte te permite aceptar y aprovechar al máximo los cambios y las nuevas oportunidades.
Más veloz para aprender: no pretender saber todo y disponerte a aprender te ayudará a adquirir competencias y conocimientos con rapidez, y, además, a disfrutarlo.
Más resistente a la frustración: si eres realista en cuanto a los obstáculos que tendrás que superar, no te rendirás.
¿Qué significa esto para el liderazgo con mentalidad de crecimiento?
Estas ventajas pueden multiplicarse cuando son los equipos y las empresas los que asumen una mentalidad de crecimiento. De acuerdo con una encuesta de NeuroLeadership2, el motivo más habitual por el que el plantel de líderes de las empresas adopta una mentalidad de crecimiento es la transformación digital.
La mentalidad de crecimiento nos ayuda a mantenernos ágiles, a adaptarnos a circunstancias cambiantes y a reconocer que el cambio es el nuevo orden. Es la idea de puede ser mejor para todos, tanto líderes como equipos, dedicar más tiempo a "hacerlo mejor" que a "hacerlo bien" para crecer.
La mentalidad de crecimiento también puede ser beneficiosa para el compromiso del personal, porque permite que cada cual vea su propio potencial, se concentre en progresar y se ocupe de las áreas en las que puede mejorar.
¿Puedo modificar mi forma de pensar para liderar con mentalidad de crecimiento?
Sí. La mentalidad de crecimiento puede cultivarse mediante pasos bien definidos, y dar lugar a mejoras en el plano personal y profesional.
Si consideras que tienes una mentalidad fija que obstaculiza tu crecimiento o el de tu empresa, hay varias cosas que puedes hacer:
Observa las prácticas de administración del rendimiento
¿Son un obstáculo para el crecimiento? Quien lidera con mentalidad de crecimiento ve oportunidades para su equipo, incluso en tiempos de crisis. No culpa a los esfuerzos infructuosos (en rigor, nunca busca culpables), sino que hace todo lo posible por acelerar el crecimiento del equipo a fin de superar el obstáculo comercial que sea.
Enfócate
Expresa lo que quieres con claridad. Conoce tus puntos fuertes y débiles. Elige y especifica las áreas que quieras desarrollar, y comprométete a hacerlo. Eso puede implicar reorganizar las prioridades en función de tus necesidades y las de la empresa.
Valora el esfuerzo
Las investigaciones demuestran que, en la interacción con estudiantes, elogiar el esfuerzo por mejorar y desarrollarse es más eficaz que elogiar la capacidad3. Esto puede aplicarse también a quienes integran tus equipos. Valora el desarrollo y las perspectivas del resto, además de sus talentos.
Entabla relaciones
Genera y alimenta relaciones solidarias que propicien la reflexión y el aprendizaje en toda la empresa. Usa esas relaciones como cajas de resonancia y oportunidades de apoyo entre pares y equipos. Comunícate con claridad para conectarte con tus colegas y crear una cultura abierta.
Aventúrate fuera tu zona de confort
Casi siempre, allí es donde se produce el crecimiento. No te dejes llevar por preconceptos. Prueba cosas nuevas y mantén la mente abierta.
Acepta nuevos desafíos
No temas aprender sobre la marcha. No siempre hace falta experiencia o formación para empezar. A menudo, es más eficaz y más interesante aprender con la práctica.
Personaliza tus decisiones
Elige áreas de desarrollo que sean importantes para ti y tu organización. Hazlas propias formulando un plan de crecimiento personalizado.
Usa los reveses para crecer
Considerar al fracaso una posibilidad es una manera de permitirte y permitirle a tu equipo correr riesgos. En un entorno volátil o cambiante, lo que funcionó antes puede no ser lo mejor en el futuro. La experimentación conduce a la innovación.
Ofrece y pide comentarios
Desarrolla tus competencias dando y recibiendo comentarios. Reconoce y acepta que el entorno comercial cambia constantemente, y tómate el tiempo necesario para evaluar y registrar tus avances. Acércate a otras personas de la organización y pídeles sugerencias formales e informales, y responde de forma positiva y constructiva.
Esfuérzarte
Lleva el aprendizaje a la práctica mediante experiencias de dificultad y complejidad crecientes, y esmérate por llegar más lejos.
Desarrolla una actitud de búsqueda proactiva de colaboración
Valora la importancia de las habilidades interpersonales. Conéctate activamente con otras personas, dentro y fuera del lugar de trabajo, y cultiva las relaciones y los contactos profesionales.
Aprende de cada experiencia
Tus éxitos del pasado, el presente y el futuro son interdependientes. Recuerda que todas las experiencias pueden enseñarnos algo. Por más distante que algo parezca de tu oportunidad actual, puedes encontrar una conexión importante si buscas lo suficiente o usas el pensamiento lateral.
Nunca dejes de aprender
Siempre es bueno desarrollar una sed de aprender y crecer, pero no se trata solamente de acumular nuevas aptitudes. A menudo, también hay mucho que desaprender. Las prácticas del pasado pueden haber perdido parte de su eficacia; otras veces, aparecen maneras más eficientes de hacer las cosas. No te aferres a un comportamiento si desaprenderlo puede ayudarte a avanzar.
Colabora
El éxito rara vez se alcanza en aislamiento, y llega más rápido cuando hay colaboración. Piensa también en la diversidad: si te rodeas de gente demasiado similar a ti, te perderás todo lo que puede aportar el pensamiento diverso. Colabora con una gran variedad de personas para asegurarte de tener siempre quien te ofrezca una opinión o una perspectiva distintas.
Motiva
Aspira a conseguir avances profesionales para ti, para tu equipo y para el resto de la organización, y reconoce y elogia a tus colegas.
Establece objetivos y corre riesgos
No temas despegarte de las convenciones. Que algo se haya hecho de una manera determinada durante cierto tiempo no significa que haya que hacerlo así para siempre. Las nuevas tecnologías, las innovaciones y las perspectivas novedosas pueden permitirte optimizar o automatizar procesos. Además, cada nuevo desafío representa una oportunidad, no una amenaza a las maneras tradicionales de trabajar.
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